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15/Oct/14

Cómo manejar a China, Según Gral. Wesley Clark, excomandante de la OTAN
de Alfredo Jalife Rahme

 El Gral. retirado Wesley Clark (WC), que brilló en la fase clintoniana y su guerra en los Balcanes, acudió al Consejo del Atlántico (CA) –muy generoso en obsequiar preseas insustentables a su “aliados” del Tercer Mundo– a delinear una estrategia para “el crecimiento de EUA y su liderazgo global” basado en su libro “No Esperar a la Siguiente Guerra (http://goo.gl/cv1Dok)”.

El portal del CA (http://goo.gl/YuIGsU) elogia al anterior Comandante Supremo de la OTAN como “pensador estratégico excepcional” cuando “EUA se desinfla de una década de guerra y se encuentra una vez más en el precipicio de un nuevo conflicto prolongado”.

El Gral. WC, autor del libro “Ganar las Guerras Modernas y Librar las Guerras Modernas”, (http://goo.gl/D6jXvr), se hizo famoso por haber estado a punto de desatar la Tercera Guerra Mundial en Kosovo contra Rusia (http://goo.gl/eyDG2m) y por su premonitorio vaticinio sobre los “siete Estados fallidos”,coincidentemente islámicos (http://goo.gl/KChREW).

Aborda en su ensayo (http://goo.gl/39a1Bt) “Cómo Manejar a China” cuando su “severa supresión de la disensión política desde Hong Kong a Xinjiang, y sus íntimos lazos con Rusia, Irán y Nor-Corea, han finalmente puesto en reposo el sueño de varios líderes occidentales desde la década de los 90”.

Juzga que “lo contrario ocurrió: China es más confidente, segura y cerrada” y “35 años después de que Deng Xiaoping liberó la economía, el Partido Comunista (PC) usa la prosperidad materialista y la ideología nacionalista para mantener su legitimidad frente a las tensiones sociales apremiantes”.

Aduce que la “política exterior de China se basa en un egoísmo calculado, a expensas de las instituciones internacionales, parámetros y obligaciones que EUA ha buscado encabezar”. Peor aún: “China ve a EUA como un rival y adversario potencial”.

Hasta aquí el Gral.WC carece de autocrítica y resalta su desprecio a Rusia para la edificación del nuevo orden mundial. ¿Acabar con Rusia antes, para luego guerrear con China?

Expone su diagnóstico cronológico desde la década de los 70 hasta 2013.

En la década de los 70, “Beijing buscó una asociación estratégica con Washington para disuadir la percibida amenaza soviética”.

Al final de los 80, “los chinos estaban especialmente impresionados” con “la proeza” de EUA “en la guerra del Golfo Pérsico de 1991”, mientras “China construyó su fuerza tecnológica, industrial y agrícola” colocando “en segundo término su modernización militar”.

A finales de 2005, “la admiración de China por EUA” fue tal que “un joven y bien conectado líder del PC” le comentó: “China desea ser el mejor amigo de EUA para que nos den el liderazgo del mundo”, como lo hizo Gran Bretaña con EUA. ¡Qué ingenuidad!

El punto de inflexión se gestó “con la crisis financiera de 2008”: aunque “todavía respetuoso” de poder militar de EUA, “China empezó a ver a EUA como un sistema fallido, con una economía endeudada y un gobierno disfuncional, vulnerable para ser sustituido como el líder mundial”. ¿A poco no es cierto?

Devela que “en 2011, un muy bien ubicado socio chino” le comentó que “China intentaba dominar el Mar del Sur de China” y que “los rivales regionales como Vietnam, se inclinarían a sus ambiciones o –les aplicarían una lección–” y que “si EUA interfería, los activos (Nota: financieros) se volverían un objetivo” de represalias.

Las amenazas del socio chino “se tornaron más ominosas” en 2013: “podemos detectar su fuerza aérea furtiva”; “tenemos nuestro propio GPS y podemos derribar los de ustedes.”; “conocemos todas las tecnologías de sus empresas y la NASA”.

Un dato relevante: en 2019 China tendrá cuatro portaaviones desplegados, lo cual, a mi juicio, representaría un notable posicionamiento frente a los 10 activos portaaviones de EUA.

¡Se desprende que 2019 será un año crucial en los mares!

Luego del garrote vienen las zanahorias y, a mi juicio, el Gral. WC intenta seducir a China (sin Rusia) a un sutil G-2 (“el esquema Brzezinski”): China “no busca el conflicto y puede conseguir la mayoría de sus objetivos en forma diestra, combinando su diplomacia tradicional con su extenso poder económico”, pero “tampoco evitará el conflicto” cuando “en el pasado ha usado a su ejército en forma preventiva más que defensiva”. Subsiste el riesgo de que “una China ascendente busque el reconocimiento de su poder y derechos” y “desencadene un conflicto en forma deliberada o por error de cálculo”.

Para EUA, “el profundo problema estratégico es el desafío más fundamental de China a la arquitectura global del comercio, las leyes y la resolución pacífica de las disputas”. Virtudes que, por cierto, no aplica EUA.

Imbuido por el “excepcionalismo” de EUA, se inquieta de que “China buscará estructuras y relaciones que sustenten el reinado doméstico del PC y su política de que los países no deben intervenir en los asuntos ajenos”. ¿Pretende EUA excluir la autodeterminación del resto del planeta para imponer su insustentable solipsismo geopolítico?

El Gral. WC intenta incorporar a China al caduco orden mundial unipolar de EUA antes de que se deslice a ideas nacionalistas del siglo XIX sobre “el balance de poder y las esferas de influencia”.

Admite que en “escala”, el ascenso de China rebasa al de Alemania de hace un siglo y al de Japón de los 80, cuando “China no es como la Unión Soviética aislada económicamente de la mayor parte del mundo”. ¿No habrá querido decir “Rusia”?

Alega que “durante dos décadas, la estrategia de EUA con China ha balanceado” entre el “compromiso” y la “contención”, a la que tiende la política del “pivote” de Obama en Asia mediante la polémica Asociación Trans-Pacífica de “11 países sin China”.

Concluye con las advertencias consabidas: “los chinos deben entender que la expansión de sus capacidades militares tienen consecuencias”.

Mientras China “observa cercanamente los eventos en Ucrania, el Gral. WC se torna condescendiente: “debemos ayudar a que China entienda que un alineamiento más cercano y seguro con Rusia sólo provocará a EUA y a sus aliados”.

Viene la propuesta del G-2 subrepticio bajo el dominio hegemónico de EUA: “asumir la responsabilidad compartida para el liderazgo global, en proporción a su riqueza y poder”, perfeccionando las “instituciones de gobernación global (ONU, FMI, BM)”.

De otra forma, China “se encontrará aislada y defensiva, sin importar lo grande de su economía y su poder militar”. !Uf!

Se desprende que EUA ha trazado una línea roja: la intangibilidad de los disfuncionales organismos internacionales que domina.

Desecha que el punto de vista “cada vez más prevaleciente en China, de que sustituirá inevitablemente a EUA como el líder del poder mundial, está lejos de ser garantizado”.

La clave será también que EUA consiga su “independencia energética” y “retenga el liderazgo global”.

El Gral. clintoniano WC se quedó estancado en el Kosovo de 1998 y él es quien “no entiende” que 16 años más tarde el “mundo post-Crimea” cambió dramáticamente hacia el incipiente nuevo orden multipolar con el ascenso de los BRICS, al unísono de China.


ALFREDO JALIFE RAHME: Director del Centro de Estudios Geoestratégicos de la UAM-X, profesor de posgrado de Globalización y Geopolítica de la UNAM, premio “Cátedra UNESCO/UNIÓN EUROPEA” (1997) y columnista de diversos medios nacionales.

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